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LOS MURALES DE NUESTRA SEÑORA DE LA CARRODILLA

Altar en la Parroquia, Nuestra Señora de la Carrodilla.


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EL ARTE EN LA PARROQUIA



 DE LA CARRODILLA

 

Por: Enrique Guerrero.


Nuestra Señora de la Carrodilla, posee un camarín con viñedos, que se extienden hasta el Cordón del Plata y un mural que recuerda la coronación y la profunda devoción, del pueblo mendocino. 


A ambos lados de la nave central, en uno de los transeptos y en los dos nártex, las paredes lucen otros murales con motivos sacros y constituyen entre todos, un espacio de arte y singular belleza. 


Te invito a conocerlos...





EL MURO TESTERO Y EL CAMARÍN


 DE LA VIRGEN


Tal obra nació de la mano de un pintor italiano y la invalorable asistencia de su esposa. Es que en 1960, se contratan los servicios de Salvatore Salvino Spinnato (1910-1999), inmigrante de Ventimiglio, Italia, egresado del Liceo Artístico y Academia de Bellas Artes de Palermo y de la Facultad de Arquitectura de Roma, que luego de acumular experiencia en el pintado de murales y a los 39 años de edad (1949), decide radicarse en la Argentina.


Será él con la colaboración de su esposa, Piera Lombardo (1905-1995), nacida en Bérgamo, Lombardía, Italia, pintora especialista en arte sacro, quienes le darán nacimiento a cuatro murales o momentos, en la parroquia de la Carrodilla.





La composición pictórica del altar, se vale de dos espacios claramente definidos: la cabecera de la nave, formada por un ábside con forma de bóveda de horno o semicúpula, que hace las veces de Camarín de la Virgen y la pared con arcada o muro testero, que lo delimita del presbiterio.



El camarín de la Virgen


En el mural que cubre las paredes del ábside, verdes viñedos se extienden, hasta el nacimiento del pedemonte. Al fondo, el Cordón del Plata destaca la imponente figura del Tupungato, que extravía su inmensidad, en el cielo azul de Mendoza.


Nuestra Señora de la Carrodilla, entronada sobre un pequeño carro, se integra así, a uno de los paisajes típicos de la zona rural mendocina, de los cuales, Ella es su Patrona Celestial.


Camarín de la Virgen de la Carrodilla.





La Coronación


En la parte superior del arco, que da ingreso al camarín, sobre la imagen de la virgen, dos ángeles suspendidos en las alturas, sostienen una corona, recordando aquella tarde del 13 de febrero de 1938, en que es coronada por Monseñor Verdaguer


Coronación celestial, de Nuestra Señora de la Carrodilla.





Mural lado izquierdo del altar.


Sobre la pared, del lado izquierdo del altar, un mural representa la devoción y el respeto de la gente de todas las edades, hacia a la Virgen.


Las mujeres, con la cabeza cubierta, las manos juntas y la mirada en lo alto y los hombres, con la cabeza gacha y descubierta, sugieren un momento de oración en un profundo silencio, tal vez, solicitando la protección de la Santa Madre.


Una niña y un niño avanzan tímidamente. Ella porta un ramo de flores y él, un cirio encendido, a la vez que una madre carga en brazos a su hijo. Todos los personajes, visten distintos tipos de prendas, sugiriendo la presencia, de toda la sociedad mendocina.


Solicitando la protección de los viñedos. 





Mural lado derecho del altar.


Una escena típicamente rural. Los cosechadores le agradecen a la Virgen, la abundancia de la cosecha. Una madre porta en sus brazos, el fruto de su amor, su hija, y los demás personajes, llevan racimos en las manos o canastos repletos de uvas.


Como en la escena anterior, las mujeres cubren su cabeza con pañuelos y los hombres la llevan descubierta.  Hay personajes de distintas edades.


Agradeciendo la abundante cosecha.



MURALES EN LOS NÁRTEX


Luego de trasponer los portales de ingreso a la parroquia, entre el atrio y la nave principal, nos encontramos con dos nártex, uno a la izquierda y el otro a la derecha. Esos pequeños recintos con arcos de entrada, en las basílicas románicas, estaban destinados a los penitentes y a los catecúmenos (no bautizados).


Los dos nártex, ubicados a un costado de la puerta principal 


Nártex izquierdo (ESE)


En este pequeño recinto, Salvino pinta un mural a la cera virgen de abeja, dividido en tres momentos, dos del Génesis y uno del Nuevo Testamento.

Una gran roca, divide dos momentos del Génesis, la vida de Adán y Eva en el Jardín del Edén, el árbol prohibido y la serpiente, y la expulsión, que lleva adelante un ángel armado de una espada.


En el centro, usando la roca de telón de fondo, posiblemente San Pedro, bautiza a un catecúmeno, con las aguas del río Tíber. Marcando con esta escena del Nuevo Testamento, una de las instrucciones que el Señor dio a Sus apóstoles "Id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo"... 


Adán y Eva en el Jardín del Edén - el Bautismo - la expulsión del Paraíso.


Nártex derecho (ONO)


En este pequeño recinto, Salvino pinta un mural a la cera de abeja, que representa momentos trascendentales de la Vida Cristiana: La Muerte, Sepultura y Resurrección de Jesús.


En el centro, una gran roca simboliza el Santo Sepulcro. La pintura de la izquierda, registra el acompañamiento y traslado de los restos mortales de Jesucristo, hasta el sepulcro. 


José de Arimatea uno de sus discípulos, viste túnica gris y gorro verde, habiendo sido el quien solicitó el permiso de Pilatos, para retirar el Cuerpo de la cruz, a la vez que Nicodemo, otro de sus discípulos, sostiene la mano derecha y lo mira al rostro. Tras ellos, tres mujeres vestidas de negro observan con dolor el momento: María, María Magdalena y María Cleofás y al fondo, se desdibuja el Gólgota, con las cruces vacías.


A la derecha de la misma roca, Jesucristo resucita y asciende a los cielos. Las manos, pies y el costado, registran las llagas y heridas sufridas durante la crucifixión. A sus pies, el soldado romano que lo hirió con su lanza, baja la cabeza en señal de compunción.


El conjunto en su totalidad, simboliza el tránsito de la muerte a la vida eterna.


De la muerte a la vida eterna.


Hasta el 2021, la pintura se complementaba con una escultura del periodo colonial, llamada Cristo de los Pobres. La misma era una figura articulada, con los brazos unidos por fuelles de cuero, policromada, tallada en madera, de cara barbada, con cabello natural, corona de espinos y expresión de tristeza.


CRISTO DE LOS POBRES
(imagen Mendoza Post)

Yacía crucificado, sobre la cruz que hoy, observamos con el manto blanco, dándole fuerza al relato del mural.


En la madrugada del 15/16 de septiembre de 2021, en plena pandemia de COVID 19, vándalos forzaron la entrada de la iglesia, prendiéndole fuego a la imagen.


Afortunadamente, los daños no fueron totales y según me comentó la señora Lucía, que atiende la santería y hace las veces de camarera del museo, se le entregó al reconocido escultor y restaurador Ricardo Cubisino, quien trabajará para rescatar la belleza histórica y simbólica de la imagen.





ANTONIO SARELLI


En la pared del lado ESE, donde hay un cofre vidriado que durante años cobijara la escultura del Cristo Yacente, que hoy se exhibe crucificado en la Capilla del Señor de la Salud, un mural pintado en el año 1965, por el reconocido pintor mendocino, Antonio Sarelli, representa el atardecer del Viernes Santo en el Calvario (Gólgota en arameo)


La cruz de Cristo está vacía y la envuelve una luz celestial.


Es quizás la única pintura, que presenta un gran deterioro, sobre la esquina inferior derecha, donde está la firma del maestro y la fecha.


Atardecer del Viernes Santo en el Calvario.





NÉLIDA ABRAHAM

Dos bellos murales de esta pintora mendocina, visten las paredes de la iglesia. 

Sobre la pared oeste (ONO), se encuentra un mural que encuentra a María sentada junto a la carpintería de José.


María y la carpintería de José

En el transepto derecho, que hace las veces de capilla del Santísimo Sacramento, un gran trigal cubre la pared testera sobre la que está el Sagrario, dándole a ese pequeño rincón de oración, una sensación de plena y profunda paz.


El trigal.

Ambos murales se encuentran en muy buen estado de conservación.



¡Con mi total agradecimiento a la Sra. Lucia Morales, encargada del Museo de la Capilla de la Carrodilla y Ministro de Eucaristía, por facilitarme el acceso a varios rincones del templo y proporcionarme información muy completa, sobre la imaginería que se expone en el museo!





Preservar el patrimonio cultural, histórico y natural de Mendoza, constituye una obligación ineludible, para quienes tenemos el privilegio de observar, testimonios de los esfuerzos realizados por el hombre o la naturaleza, a lo largo de muchos siglos.


LOS FRISOS DE LA VIRGEN DE LA CARRODILLA

 

Hugo-Víctor-Leytes
Frisos de la Iglesia de La Carrodilla (*)

* Los frisos de Hugo Leytes, ubicados en una matriz de chapa, hecha por su hijo Leandro.

En el año 1994, el municipio de Luján de Cuyo hizo un llamado a concurso, buscando una obra escultórica que reflejara la significación histórica, devoción y culto, del mendocino hacia su Santa Patrona, la Virgen de la Carrodilla.


El mismo fue ganado, por el reconocido escultor Hugo Víctor Leytes. Un artista plástico, nacido en Maipú, el 23 de diciembre de 1935.


El 11 de abril de 1995, ante la presencia de autoridades eclesiásticas, políticas y público en general, se inaugura un exquisito conjunto escultórico, compuesto por cuatro frisos en alto relieve, que se exponen sobre la pared ESE del atrio.


Los mismos narran una historia, que comienza a la salida de la Secretaría, y se desarrolla a medida que nos acercamos a la calle Carrodilla.


Como quería saber más sobre el “Maestro” Hugo Leytes, fui a visitarlo, previo a concertar una cita. 




¡Un cafecito con el maestro!

por: Enrique Guerrero.

Iglesia-de-La-Carrodilla
Hugo Víctor Leytes, el escultor que "vive en alto relieve".


Dos altos relieves ubicados a la entrada de la casa, me anunciaban, que sin lugar a dudas, estaba a punto de ingresar al fabuloso mundo del escultor.


Luego de las presentaciones, Hugo me invitó a tomar asiento en la sala, un cálido rincón donde los frisos conviven con esculturas, maquetas, dibujos, reconocimientos y muchos recuerdos.


A continuación, les trascribiré algunos pasajes de la charla que mantuve con este exquisito escultor, que deja en cada una de sus obras, armoniosas formas, bellas escenas donde abundan los detalles, con un marcado acento costumbrista, que hacen de cada friso, el sello personal de Hugo Leytes.


Para comenzar la charla lo llamé “maestro”, a lo que rápidamente me corrigió, diciéndome, ¡Por favor, sólo dígame Hugo!


_ ¿Por qué la historia que cuentan sus “altos relieves”, en la Parroquia de La Carrodilla, está invertida, es decir, cuando ingreso al atrio desde la vereda, me encuentro con el final de una historia, que comenzó a la salida de la secretaría?


- Hugo: "como bien dice Enrique, el primer friso que usted encuentra, debería ser el último. Bueno, esto se debe a que la Municipalidad, que fue la que los adquirió, quería que en la entrada hubiera un friso grande y el que debía ir en primer lugar, “la construcción de la torre”, les parecía muy pequeño, entonces se respetó el orden de la historia, pero de atrás para adelante (sonríe)"...


- ¿Tienen título, los frisos que componen esta historia?


- "No, simplemente las dejo a la libre interpretación de la gente. Aunque si usted se fija, hay tantos detalles en cada uno, que le revelarán como se llaman. ¿Qué nombres le pondría usted?"...


- La esposa de Hugo me alcanza un álbum de fotos y señalándole el primer friso, le respondo a modo de juego:


A este lo titularía por ejemplo: "Una promesa cumplida".



Una promesa Cumplida


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Una promesa cumplida.

- "El primero está dividido en dos partes, por eso verá que tienen distintos colores de pátina. Cuando los vieron, pensaron que se habían roto (sonríe)"…


- ¿Quiénes son los personajes que rodean al ingeniero que sostiene el plano?

 

- "(Me Corrige)No es un ingeniero, es un arquitecto que le muestra el plano a la familia Solanilla, en el patio de la casa. Siempre a mis obras, les agrego personajes relacionados con la historia de Mendoza. Por ejemplo, en ese está la Madre Rosaura. También hice una escultura de ella, que está sentada con un niño y una niña a cada uno de sus lados, que doné a un colegio (Hermanas Domínicas del Santo Rosario, San José - Guaymallén).


Me gusta combinar mi trabajo con la historia. Esta iglesia, es la segunda que se hace en el mismo lugar, sobre los mismos pilotes. Al lado de mi casa vivía un señor mayor que yo, que era constructor y trabajaba desde chico, el me asesoraba sobre las herramientas y todo lo relacionado a la construcción de antes"...


Se excusa por no darme más detalles, por cuánto me comenta que su vista se ha acortado mucho en los últimos años.


Lo cierto es, que abundan los detalles. El primero, es un alto relieve dividido por un corte o línea de tiempo, en dos momentos o escenas. Una que relata la construcción del campanario de la iglesia, con los albañiles abocados al trabajo y la otra con el arquitecto mostrándole el plano de 1840, a la familia Solanilla, la madre Rosaura Puebla y un cura, ¿será Fray José Aymón?. En el fondo se aprecia la galería, el primer piso de la casona de los Solanilla, glicinas en flor y el ciprés “abriboca” que sobresale del techo. 

Las proporciones, la perspectiva y la expresividad de los personajes, son admirables.


- He notado que todos los frisos tienen distintos matices. ¿Se debe a la coloración de la arena, Hugo?


- "Le voy a explicar Enrique, La arena con la que hacía el hormigón armado para cada friso, me la traían de una cantera que está en San Luis. Le daba al friso un acabado, de un color gris claro, con una textura hermosa. Una vez concluida la obra, le daba una pátina con distintos tonos y esos son los que usted nota.

Con ellos buscaba acentuar por así decirlo, el carácter que deseaba darles".





La Familia Viñatera


- "Cuando dibujo o miro la imagen que deseo esculpir, las veo en alto relieve... es algo curioso (sonríe), veo las cosas en alto relieve y eso me facilita todo el trabajo"...


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La faena y el descanso de la familia viñatera.

- En el próximo friso se observa una escena típica de la finca mendocina. Viñedos, alamedas, la cordillera, la compuerta, el riego, el labrado de la tierra, la cosecha, el descanso, una mujer guitarreando junto a cestos repletos de uvas y una pareja que baila la cueca...


- (Me interrumpe) "¿Cómo sabe usted, que están bailando la cueca?"...


- Por el vuelo del pañuelo -le respondo-, a lo que asiente sonriendo. 


Abajo del friso, en una serie de placas cerámicas, en total siete, se expone la letra de la popular canción, Virgen de la Carrodilla, de Hilario Cuadros y Pedro Herrera, erróneamente atribuida a Julio Quintanilla.




- "Como le decía hay muchos elementos en cada friso. Pertenecí a la Junta de Estudios Históricos de Maipú y eso me ayudó a buscar información histórica. Además, trabajé 30 años en la Bodega Giol, así que las escenas del vino y la gente, como comprenderá, las viví durante muchos años"... 

Soy autodidacta, de chico juntaba la arcilla que se formaba en la acequia de riego y hacía pequeñas estatuas. Luego, ya de grande, después de haber realizado muchos trabajos, estudié en la facultad de Bellas Artes, pero creo que lo principal, ya lo traía"...





La Plegaria

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                                 La Plegaria.

Las escenas de la vendimia, el trabajo en la viña y el esfuerzo de la familia, se repiten en el próximo, al que llamaría: La Plegaria. 


Los trabajadores detienen sus labores, elevando una oración a la Virgen de la Carrodilla, agradeciendo su intercesión, por la abundante cosecha y el buen tiempo. La Patrona Celestial de los Viñedos, los envuelve con su manto de luz divina, que se asemeja al sol.


- ¿Cuánto tiempo le demanda la construcción de un friso?


(Sonriendo) "En general, me lleva mucho tiempo, por todos los pasos que lleva. Primero dibujo en perspectiva la composición del friso. A continuación, en un marco de arcilla, traslado las formas en relieve. Cuando eso está listo hago el molde de yeso y finalmente vuelco sobre el molde el hormigón armado, es decir el hormigón y le coloco un enrejado de hierro. Después que lo desmoldo, comienza el lento proceso del pulido, esculpir algunas fallas que ocasiona el molde de yeso, los retoques y finalmente, elegir el color de la pátina. Todo el proceso me lleva meses de trabajo".





La procesión

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La procesión.


Una gran multitud, asiste a la procesión de la Patrona Celestial de los Viñedos. De fondo aparece la iglesia y al costado derecho, se destaca en perspectiva las columnas del Santo Calvario.


Nuestra Señora de la Carrodilla, es trasportada sobre un carro de cosecha, rebosante de uvas y arrastrado por dos bueyes, como en su primera presentación, en la Bendición de los Frutos, de la Fiesta Provincial de la Vendimia, de 1940.


En ese friso se encuentra Hilario Cuadros y un gaucho sosteniendo con orgullo, la Bandera Nacional Argentina... 

Se detiene por unos momentos y pasa a comentarme pasajes de su Servicio Militar Obligatorio, llevado a cabo en la ex Compañía de Esquiadores de Puente del Inca

- El servicio militar fue uno de los momentos más felices de mi juventud". Me apodaban "dulce de leche", por mi apellido, ya que "leyte", significa leche en portugués...

Y así la charla continúa y se va desviando hacia sus sueños y frustraciones como artista y hombre común.


- ¿Hubieron desilusiones en su trabajo creativo?


- "¡Son muchas!, pero recuerdo a una en particular. Una escultura tamaño natural de Jesucristo - me muestra una foto-, que me habían encargado en San Luis. Era muy pesada, más de 300 kg y me llevó todo el año hacerla. 


Cuando la llevé a San Luis, noté que debía realizarle unos pequeños retoques antes de entregarla, por lo que trabajé hasta altas horas de la noche en el patio de una casa. A la mañana siguiente, cuando fui a verla... "La escultura no estaba, se la habían robado"...  Nunca pude cobrar el trabajo ni recuperar la escultura... Hice la denuncia a la policía, pero no pasó nada"...


Su voz se va apagando a medida que me relata lo sucedido.


- Y que me puede decir de las alegrías, de su trabajo.


- También son muchas, ya que mis obras están en algunos lugares del mundo. Recuerdo que un año cayó a mi casa un bodeguero norteamericano, que había estado en la Bodega Arizu y vio el "Vía Crucis del Vino" que había hecho en frisos y le preguntó a la gente de ahí donde vivía. Como me conocían lo mandaron a mi casa y bueno, se alegró al ver mis trabajos y me compró unos cuantos, para exponer en su bodega...


O la escultura de "La maternidad" que está en el Notti, por ejemplo, la hice usando de modelo a mi señora en el año 82'. Ella estaba embarazada...


"La maternidad"
de Hugo Víctor Leytes
Exhibida en el Hospital Pedro Notti

Acota la señora:

- "Mientras posaba para la escultura, yo estaba muy angustiada por la Guerra de Las Malvinas, porque esperaba un hijo"...


Pensaba quien me va a atender, si están todos ocupados con la guerra, quien me va a dar la leche para el bebé. Cuando mi hijo nació, decidí donarla al Hospital de Niños y años después, cuando Emiliano tenía 8 años, se inauguró el Hospital Notti y la vinieron a buscar. Estuvo presente el Gobernador Bordón" (me muestra una foto, que conserva como recuerdo)...


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"El universo del escultor"
de Hugo Víctor Leytes

Luego de una amena charla compartida con Hugo, la señora y Leandro, uno de sus seis hijos, los tres salieron a despedirme hasta la puerta de su casa. 


Cuando me detuve a admirar el friso en alto relieve que está en el porche de entrada, Leandro con orgullo me dijo: 


- ¡Es un autorretrato de mi papá!


Hugo que permanecía en silencio, comenzó a darme algunos detalles de la obra y la charla, que hasta ese momento parecía extinguida, se reavivó con el entusiasmo y el énfasis, que sólo los "maestros", ponen en cada una de sus creaciones.





¡Con todo mi total agradecimiento al "maestro" Hugo Leytes y Familia, por recibirme en su casa y por la atención dispensada!





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LA PIEDRA DEL INCA

Johann-Moritz-Rugendas
"Punta de las Vacas" (1838)
(óleo de Johann Moritz Rugendas - 1802/1858) 
 

Por: Enrique Guerrero.



Los primeros visitantes


Las expectativas de los viajeros, que cruzaron la cordillera de Los Andes por el Paso de Uspallata, a finales del s. XVIII y principios del XIX, se encuentran plasmadas en las hojas de muchos libros.


Sus mentes científicas iban del análisis al asombro, extraviándose en ocasiones con el misticismo local, que encendía una chispa fascinante, que los conducía a campos inexplorados y de posibilidades infinitas. 


En uno de esos tantos relatos, encontré un párrafo que me maravilló por su contenido fantástico y aunque John Miers lo menciona como una anécdota al pasar, registra una antigua leyenda, que los arrieros contaban cuando hacían noche o "rial"[1], en el del Paso de Uspallata, último tramo del Qhapac Ñan o Camino Real Inca, que se pasaba por Mendoza.


Huayna Cápac[2] (1493 – 1525), undécimo y antepenúltimo emperador inca, se internó en lo que hoy es territorio argentino:


“más allá del Tucumán, por las tierras diaguitas, eligiendo un camino distinto del que transitó su padre, de modo de visitar las comarcas al naciente de la gran cordillera y honrando a los pueblos agrícolas de Cuyo que ya habían prometido su alianza” 


Atahualpa: "Memoria de un dios", de Daniel Larriqueta


(Salvo especificación contraria, todos los términos empleados fuera del castellano, corresponden al idioma quechua).




Incaj Rumin


(La piedra del Inca)


Adaptación: Enrique Guerrero.


Como acostumbraba, cada tres años el emperador inca y su séquito real, iniciaban un largo periplo por el Qhapac Ñan[3], que los llevaba a recorrer las extensas comarcas, dispersas al sur del imperio.


El Qulla-Suyu[4], región de los coyas o de los sabios (qulla: eminencia, sabio y suyu: región), comprendía un vasto territorio, que partiendo desde el Cuzco (Qosqo: ombligo del mundo), se internaba por el norte argentino y seguía las laderas orientales de la cordillera, hasta las tierras de los huarpes Milcayac[5], en Cuyo.


Una vez en el Pueblo de las CenizasUspallata (ushpa: ceniza, llaqta: aldea o pueblo), hacían un alto en el Tambo Real de Ranchillos, para luego internarse por una quebrada, que los conducía al corazón de los cerros. 


Ruinas arqueológicas incaicas "Tambillitos".

El primer destino entonces, era un tambo pequeño, situado junto a la vera de un arroyo clamoroso y cristalino, que volcaba sus aguas en un río mayor.


Tambillitos, tal era su nombre, les ofrecía un espacio para descansar, alimentarse y atender al ganado de carga, en su mayoría llamas.  


Tras lo cual, continuaban la marcha hasta llegar al pie de una gran roca, donde le rendían culto al Apus más importante de la región, el Aconcagua, solicitando que mantenga el orden cósmico durante el viaje y protección para la familia y el imperio.


La Piedra del Inca.

Las ofrendas incluían oraciones, carne de llama o vicuña, hojas de coca, chicha y todos aquellos elementos, que eran del agrado de Pachamama, tras lo cual  proseguían el sendero, que pasaba por el Puente del Inca y algo más allá, les ofrecía la imponente vista del Aconcagua.

Desde allí, una vereda que partía hacia el oeste y tenía por destino las tierras "huiliches", al otro lado de las montañas, marcaba el final del viaje.



En el año 1534, con la muerte de Atahualpa y la caída del imperio inca, extrañas fuerzas convergieron sobre la "roca" que sirvió para los rituales, partiéndola en cuatro partes, las que de acuerdo a profecías amautas[7],  volverán a unirse por sí mismas, el día que el Imperio Inca sea restablecido.



Y así, desde aquellos lejanos días, esta historia continuó su camino, yendo de boca en boca y de fogón en fogón, hasta convertirse con los años en lo que es, una antigua leyenda mendocina. 





La Piedra Del Inca


(Incaj Rumin)


"La piedra del Inca" - Polvaredas.
(Imagen de Manuel Sanz)
Latitud: S32 48.808 

Longitud: W69 40.755


La Piedra del Inca, se encuentra en la localidad de Polvaredas, al pie del cerro Peñón Rajado, sobre el lateral sudeste de la actual RN 7, antiguo tramo del Qhapac Ñan Inca.


No sería extraño que debido a la simbología que representaban las piedras en la cultura incaica, esta roca hubiera sido protagonista de las ceremonias, que narraban antiguamente los arrieros.


Vale recordar que la cosmovisión de los pueblos originarios andinos, establecía una conexión sagrada con "Pachamama": madre de la Tierra, el tiempo y el universo. Tal equilibrio se sostenía en el respeto por todos los seres vivos que integraban el mundo natural, en el que se incluían a las piedras y rocas, a las que además, se les asignaba un carácter sagrado, por su longevidad.





Santuarios De Altura


Cabe mencionar que en 1985, en este mismo tramo y sobre una de las laderas del cerro Aconcagua, a 5.300 metros de altura, un equipo de escaladores mendocinos, encontró entre dos pircados semicirculares, un fardo funerario conteniendo a un niño momificado. El origen del hallazgo, se debió a la "capacocha" inca, ceremonia realizada para agradecer a Inti, el dios sol.


la-piedra-del-inca
El "Niño del Aconcagua".

La capacocha (qhapac: real, hucha o jucha: obligación, culpa), consistía en el envío de un mensajero a los dioses, para lo cual, se le otorgaban cuidados especiales a la persona elegida y al adoratorio que estaría situado en la wak'a[6], en este caso, la Pirámide del Aconcagua.


Luego se lo dotaba del tradicional ajuar y de las regias ofrendas, que portaría en su viaje.


Resulta conveniente aclarar que el mensajero no era sacrificado, se lo dejaba con la intención de que se reúna con sus antepasados, los que según sus creencias, observaban desde las alturas. 



Sólo en los adoratorios más importantes del Tawantisuyu, se realizaban este tipo de ceremonias, lo que pone en relevancia la importancia que revestía el Aconcagua, para esta cultura.





Relatos de Viajeros


El siguiente relato extraído del libro "Travels in Chile and La Plata - 1819/1824" de John Miers, cuenta esta pequeña y gran historia, que fue la que me inspiró para escribir la leyenda.



..."La vegetación va desapareciendo de las montañas; todo parece estéril y salvaje. Uno de los bloques, caído desde arriba, ha quedado depositado en medio de esta planicie; cuando lo vi por primera vez, era de forma casi cuadrangular, dividido por dos fisuras verticales en cuatro secciones. Una de las cuales se ha inclinado desde entonces. Los arrieros le atribuyen una historia maravillosa, es la Piedra del Inca sobre la cual, dicen, el emperador de Perú en sus viajes trienales a Chile, realizaba algunas ceremonias religiosas; en la época de la disolución de la monarquía de los Incas, la piedra se partió súbitamente por influencias sobrenaturales y se unirá de nuevo cuando el imperio de los Incas sea restaurado"...


VIAJE AL PLATA, de Johnn Miers (1819/1824).




Me despido de todos ustedes, agradeciéndoles la visita e invitándolos a que recorran el blog, en busca de otras publicaciones que sean de su agrado.













[1] real o "rial" (coloquial): término empleado durante la época colonial, para definir un paraje elegido, en el que se hace un alto o estadía pasajera.
[2] Huayna Capac (castellanizado del quechua): rey joven. Wayna: joven, qhapac: acaudalado, rico, soberano.
[3] Qhapac Ñan (s.): camino real. Qhapaq o qhapax: acaudalado, rico, soberano; ñan: camino.
[4] Qulla Suyu: castellanizado como Collasuyo.
[5] Huarpes Milcayac: los huarpes estaban divididos en tres parcialidades, huarpes Allentiac, en San Juan; Miilcayac en Mendoza y Puntanos, en San Luis.
[6] Wak'a (s.):   Dios de la divinidad, deidad, cosa sagrada. Ofrendas presentadas al sol, a las grandes cordilleras, nevados, todo lo singular o lo sobre natural.
[7] amauta:  hombre encargado de comprobar los hechos de la historia quechua para recitarlos públicamente en las fiestas del sol.





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Preservar el patrimonio cultural y las tradiciones, constituyen los únicos caminos posibles, para mantener vigente la historia de nuestros orígenes.


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