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HUNUC HUAR - Leyenda Huarpe

HUARPES JUGANDO PAYANA
 acrílico sobre lienzo de Carlos Andrés Isola.


Las leyendas son pequeñas hojas,


mecidas por los vientos incansables,


que agitan los mares del tiempo.






Hunuc Huar


Leyenda huarpe


Adaptación: Enrique Guerrero


Cuentan que Hunuc, hijo único de la Montaña y el Sol, vivía solo en el Cuyùm (arenal), disfrutando de todo lo que la tierra le proveía.


"Lagunero con poncho típico"
de: Fidel Roig Matóns, pintor del desierto

Pero a medida que los años fueron pasaban e iba creciendo, una extraña y desconocida sensación de tristeza, comenzó a invadir sus pensamientos.


No entendiendo el motivo del nuevo sentimiento que se estaba despertando, decidió consultarlo con sus amigos, los animales que a diario cruzaba en el valle.


El cóndor, el guanaco y la tortuga, que no ignoraban su soledad, le aconsejaron que buscara una hembra que le hiciera compañía y le diera descendencia.


Tras escucharlos en silencio, fue en busca de su madre, la Montaña, para solicitarle una compañera.




Comenzó la larga travesía, con el zonda empujando sus espaldas. Recorrió cerros y quebradas, hasta llegar a la cumbre del Aconcagua (del quechua: mirador o vigilante blanco), donde un cóndor lo cargó sobre sus alas, para depositarlo en el mismo corazón de Los Andes.


Tan pronto como llegó, llamó a su Madre la Montaña para contarle su desdicha. Ella lo escuchó consternada, por cuanto sabía que lo solicitado por él, escapaba a sus posibilidades.


"Juan Manuel Villegas"
"Iconografía Huarpe"
de: Fidel Roig Matóns

El único que podía concederle tal deseo, era Xumuc[*], el padre Sol, para lo que debía fundirse con Che[*], la Luna, en un gran eclipse y de ese modo, darle nacimiento a Axe[*], la mujer.


Hunuc le pidió que intercediera y del romántico eclipse de Xumuc y Che, nació Huar, la primera mujer.


Y así fue que comenzaron una vida juntos, hasta que un día, coronando esa feliz unión de amor, Huar quedó embarazada.


Por lo que al enterarse Xumuc, se encendió en cólera, ya que dar vida, era una potestad que sólo le correspondía a él y no se los iba a permitir.


De inmediato les exigió que optaran entre sus vidas, o la del hijo que iba a nacer...





La decisión ya había sido tomada, cuando llegó el momento del parto, en el que nació Huarpe[1], hijo de Hunuc y de Huar.


Apresurados por el corto tiempo que les restaba, los padres lo criaron enseñándole a adorar la Montaña, el Sol y la Luna, para luego retirarse a un rincón lejano, donde cumplirían la promesa de dejarse morir.


El Sol (Xumuc) y la Luna (Che), sobre el Cerro 7 Colores (Uspallata)


El niño creció solo, enfrentando las grandes dificultades y los desafíos que le imponía el lugar.


Hasta que un día Xumuc, compadecido por la soledad de su nieto, le envió a una de las hijas de la Luna, para que lo acompañara por el resto de sus días.




La historia hubiera finalizado aquí, de no ser que, al enterarse la Madre Montaña la suerte sufrida por su hijo Hunuc y su mujer Huar, enojada con Xumuc, le exigió que diera inmediato remedio, al mal que había provocado con su ira.


Fue así que Xumuc les permitió a las almas de Hunuc y de Huar, ascender desde los abismos oscuros de la muerte, amalgamadas en un solo dios, Hunuc-Huar, para que estuvieran juntas por toda la eternidad.


Asignándole a Hunuc Huar, la misión de acompañar y proteger al Pueblo Huarpe, a partir de aquel día.


"Construyendo balzas"
Laguneros, de Fidel Roig Matóns.


LAGUNAS DEL HUANACACHE


Cuentan además que el Sol, lloró lágrimas de arrepentimiento y a medida que iban cayendo sobre la tierra, le dieron nacimiento a un sitio venerado por nuestros originarios, los Huarpes, las Lagunas del Huanacache o Lagunas del Rosario de Huanacache, en el noroeste de Mendoza.




Me despido con un fuerte abrazo y el deseo de que la vida, nos brinde buenos senderos para andar.



[*] Huarpe-Milcayac, de Luys Valdivia (1560-1642), misionero jesuita español.

 

[1] Huarpes: hijos de huar. Deriva de huar: divinidad y pe (patronímico): hijos o parientes de. 






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